martes, 29 de noviembre de 2011

La entrevista completa de la revista Viva a Jorge Lanata

La entrevista publicada el domingo 27 de noviembre en la revista dominical del diario Clarín cuestiona fuertemente a Jorge Lanata, se lo acusa de pasar camaleónicamente de Página 12 a Libre. El periodista Diego Heller se pregunta cuál es el verdadero Lanata, ¿el que surgió con Página o el empresario abandónico de Crítica? De las páginas de la revista nace la comparación con Elisa Carrió y emerge la incógnita sobre el tratamiento que brinda la revista que forma parte del Grupo Clarín para con Lanata, otrora perdiodista "progre", que hoy se ha convertido en uno más de los periodistas del stablishment.

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miércoles, 23 de noviembre de 2011

Canallas más, Canallas menos

Adrián Suar visitó TN para una entrevista en el programa conducido por Ernesto Tenembaum y Marcelo Zlotogwiazda. El exitoso productor televisivo demostró tener muy pocos conocimientos políticos y más aún de la lucha de intereses que conlleva un proyecto inclusivo. Suar, añorante del consenso de épocas anteriores, teme cuando se abre el debate. La tranquilidad y la pasividad que primó en la vida de los que nunca tuvieron nada para decir se ven interferidas por esa "nueva moda militante" que surge del pueblo. Uno más de los que se incomodan porque la vida cotidiana le exige una desición, hay que saber de que lado está uno.
Temeroso del control de los medios por parte del estado, nunca se cuestionó el control por parte de un grupo privado monopólico. Suar ve el peligro en la militancia de muchos artistas, está en las antípodas de todas las luchas sociales. El típico empresario de los 90 que no entiende de que va el debate hoy en día y ve la militancia de los artistas como algo snob. Sin embargo no vio con malos ojos presionar a Mike Amigorena para que no realice una producción que recreaba la fraudulenta cesión de Papel Prensa a Clarín y La Nación.
Si bien le gustó lo que hizo el Gobierno con la ciencia, y la Asignación Universal, Suar no ve avances en materia de industrialización y dice que los ve "los números" ('????). El empresario apolítico que ve mal a la sociedad unida bajo una misma bandera, el temor recurrente en su relato no es otra cosa que miedo a perder algo que está dado, el poder amenazado de los medios en los cuales trabaja. El siniestro apoyo a Magnetto no puede escindirse de la cuestión Papel Prensa, derechos humanos, nos pinta íntegramente a este personaje.
Suar dice que conoce sobre historia argentina, desde acá nos permitimos dudar mucho de esta afirmación, conoce la que le escriben a este tipo de personas para que puedan salir en los medios a repetirlas sin ningún análisis ni crítica. Corrobora nuestra hipótesis la ignorancia de Suar cuando Tenembaum le habla sobre la historia de Clarín y la dictadura, el productor televisivo la desconoce y repregunta: ¿qué historia?
Ubicar a la Presidenta como una mujer polkiana, atribuyéndole dotes actorales y melodrmáticas es una falta de respeto que busca únicamente desvalorizar su militancia, su compromiso y su inteligencia. Es un insulto a CFK y a todos sus votantes.



http://www.diarioregistrado.com/espectaculos/55314-adrian-suar-dijo-que-el-estilo-del-gobierno-es-violento.html

Espectaculos // Bancó al Grupo

Adrián Suar dijo que el "estilo" del gobierno es "violento"

El gerente de programación de Canal 13 y “socio” (¿o testaferro?) del Grupo Clarín, Adrián Suar, dijo que Cristina es “recontra actriz” y calificó como “violento” el “estilo con el dedo levantado” del gobierno.

Miércoles 23 de noviembre de 2011 | 10:25

En una entrevista concedida al programa "Palabras más Palabras menos", que se emite por la señal de cable TV, Adrián Suar criticó la “relación” que el gobierno tiene con los multimedios, para uno de los cuales él trabajo, al señalar: "Critico el estilo con el dedo levantado; eso nunca me gustó, me parece violento".

"Muchas veces los diarios han criticado cosas mías y no por eso me la agarro con los periódicos. Muchas veces no estuve de acuerdo con lo que escribió Clarín pero me callo y reflexiono sobre ciertas cosas", comentó el gerente de programación de Canal 13.

"No me parece mal que el Gobierno controle pero que diga vos si, vos no, eso me da mucho miedo, porque no sé dónde para…", indicó, aventurando una especie de “dictadura” que tendría como “víctimas” a los multimedios que, por cierto, fueron cómplices de la última dictadura militar, para lo cual Suar ni asomó con una crítica.

Además, el productor televisivo y actor señaló que "tengo amigos con los que hay temas que no puedo hablar. Y eso es el aporte que ha hecho el kirchnerismo. La cosa se puso brava… O estás en contra del Gobierno o favor".

Luego de las críticas, obviamente, llegaron las loas para el grupo con o para el cual trabaja: "Yo he aprendido mucho al lado del Grupo Clarín, me siento orgulloso de pertenecer a él. El Grupo Clarín nunca en lo personal me ha dicho absolutamente nada, me ha dado la mayor libertad y el mayor crecimiento. Y eso lo agradezco".

Finalmente, Suar imaginó una telenovela protagonizada por Cristina Fernández de Kirchner, ya que "la Señora Presidenta es una mujer muy polkiana... Es bonita y tiene una fibra dramática. Es recontra actriz. Le habla a la cámara y llega a la gente. En Pol-ka podría estar muy bien", sentenció.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Nos siguen pegando abajo














Panorama político
¿Terroristas económicos?
Publicado el 13 de Noviembre de 2011

Por Hernán Brienza
Periodista, escritor y politólogo.

Clarín y La Nación están llevando adelante políticas comunicacionales desestabilizadoras y golpistas con el objetivo de generar terror en los ‘giles’, minar al gobierno en el lugar donde es más fuerte –el éxito económico– y conspirar contra el ahorro de 40 millones de argentinos, es decir, las reservas del Banco Central.


Uno (el argentino medio común) no quiere ser un “perejil”. Y piensa: “Esta vez sí que no me agarran.” Ya sufrió la brutal devaluación del Rodrigazo que de la noche a la mañana le mutiló en un 60% los ahorros de años y años de trabajo. Ya fue derrotado cuando le hizo caso al ministro de Economía de la última dictadura militar, Lorenzo Sigaut, y no compró divisas porque “el que apuesta al dólar pierde”. Vio cómo su pequeña fábrica se desplomó como un castillo de cartas en aquel fatídico 6 de febrero de 1989, cuando una corrida bancaria comenzó a llevarse puesto al gobierno de Raúl Alfonsín y a toda la economía nacional. Y, por último, también sufrió el secuestro de sus ahorros por Domingo Cavallo y su inefable “corralito” bancario y la “pesificación asimétrica” impuesta por Eduardo Duhalde, el que “no le devolvió dólares al que puso dólares”. Uno (ese argentino híper lúcido, ese cultor del pobre individualismo borgeano, el que se las sabe todas) está quemado por 50 años de defraudaciones políticas, económicas, institucionales. Y, se sabe, el bolsillo es el órgano que más memoria emotiva tiene. Entonces, cuando uno lee en los principales diarios matutinos, Clarín y La Nación (los diarios que “son la Argentina”, como bien dijo alguna vez Elisa Carrió, o al menos son la Argentina que va desde la Guerra del Paraguay hasta la licuación de sus propias deudas en el 2002) que el dólar va a estar en cinco, seis, ocho, 24, 2534 pesos comienza a sentir un terror similar a que el pasado vuelva a robarle todo lo que ahorró con el esfuerzo de su frente, el de su mujer, el de sus trabajadores. Entonces, dice resuelta: “Esta vez a mí sí que no me agarran. No cuenten conmigo para esta patriada.” Y toma sus 500, 5000, 50 mil pesos y se va corriendo a una casa de cambio o un banco a cambiarlos por los “verdes” salvadores. Y uno se cree a resguardo. Económicamente, claro. Pero también simbólicamente. Uno no va a ser ese gil que esta vez el gobierno de turno “cachó” desprevenido, y exclama orgulloso de sí mismo: “Habré comprado a 4,80 o cinco pesos en el paralelo, pero a mí esta vez el Estado no me caga.”
Bueno, tengo una mala noticia, estimado lector. Si los argentinos no defendemos al Estado en su pelea contra aquellos que quieren elevar el precio del dólar para su propio beneficio sin importarles las consecuencias económicas, sociales, políticas, seguimos siendo los “giles” de esta historia.
Leía esta semana un párrafo luminoso de Luis Majul, de su libro Por qué cayó Alfonsín, escrito mucho antes de convertirse en el columnista mimado de uno de los diarios que “son la Argentina”: “La caída de Alfonsín… signada por el Nuevo Terrorismo Económico. ¿Es terrorista o no una firma que compra 40 millones de dólares en un día, hace subir la divisa, la papa, los pañales, se mete en la cama de los enamorados, conspira contra el placer, apresura la muerte de los más débiles y enriquece sin esfuerzo a los más fuertes?... ¿Cómo se puede calificar a los capitalistas argentinos que no invierten sin un subsidio estatal y que cuando ganan un dólar no lo colocan en la producción sino que lo envían al exterior y se olvidan del asunto?” Interesante juego de preguntas ¿no? Y se podría seguir enumerando las interrogaciones. Por ejemplo: ¿Es terrorista un diario que especula con el temor de los argentinos publicando informaciones falsas sobre la subida del precio del dólar? ¿Y los economistas de lo estatuido que se pasean por los canales de televisión, defendiendo los intereses particulares de sus clientes, alertando a la sociedad de que estamos a las puertas de la inflación y una escalada del tipo de cambio, no son como hombres-bomba pequeñitos que van minando la confianza de millones de argentinos? ¿Y los exportadores que no liquidan sus dólares especulando con una devaluación intempestiva?
Y uno sigue siendo un gil, claro. Que con los pesos ahorrados en los últimos años sale corriendo a comprar dólares creyendo que así se salva. Y genera un aumento en la demanda de divisas, pequeña, mínima, manejable para el gobierno, pero que golpea mediáticamente. Porque allí están los comunicadores preferidos del Viejo Terrorismo Económico –¿periodista militantes pagos por el “anarco- capitalismo financiero”?(CFK dixit)– agitando fantasmas del pasado. Dicho con todas las letras: Clarín y La Nación están llevando adelante políticas comunicacionales desestabilizadoras y golpistas con el único objetivo de generar terror en los “giles”, minar al gobierno en el lugar dónde es más fuerte –el éxito económico– y conspirar contra el ahorro de 40 millones de argentinos, es decir, las reservas del Banco Central. (Digresión: No me refiero a los trabajadores del diario Clarín y La Nación, ni siquiera a aquellos que con mayor o menor grado de honestidad intelectual están sinceramente en contra del gobierno, sino a aquellos operadores que establecen estrategias políticas determinadas a favorecer los intereses del capitalismo concentrado y a perjudicar al Estado).
Y uno es gil, lamentablemente. Porque la emprende contra las medidas del gobierno –acertadas o no, ese es otro debate– para contener la “corridita cambiaria” y se queja porque ahora la AFIP nos sopla en la nuca y tenemos que recurrir al “paralelo” y pagar un 25% más que el precio oficial porque no tenemos las cuentas en regla ni todos los trabajadores en blanco. Y mientras tanto, millones de argentinos disfrutan de las virtudes en pesos del modelo de acumulación, ahorro y redistribución de riquezas iniciado en 2003.
La pelea de fondo es esta y no otra: ¿El destino histórico de los argentinos lo maneja el bloque de poder integrado por un selecto grupo de capitalistas especuladores y sus voceros consuetudinarios o el Estado nacional? ¿Los dueños de la Vieja Argentina o un gobierno elegido democráticamente por la mayoría absoluta de un 54 por ciento? Los poderes concentrados, a los que les molesta la política, apostaron al enfrentamiento directo cuando vieron amenazados sus intereses; luego optaron por esperar a que las “cinco tapas de Clarín” hicieran lo suyo y comprobaron con tristeza que el viejo aliado tenía la pólvora mojada; ahora, intentan esmerilar de a poco, con episodios sucesivos, el corazón del modelo nacional y popular: la fortaleza macroeconómica y las reservas del Banco Central. En ese marco, espiralear la puja distributiva, incluso con nobles intenciones, es hacerle el juego a los poderes concentrados frente a un año crítico como 2012.
Creo que el Estado debe aplicar toda su fortaleza contra los “terroristas económicos”. Y lastimarlos allí donde más les duele: el bolsillo, los intereses particulares, las ganancias. Aleccionador al chiquitaje, claro, pero sobre todo, aguillotinar a los “anarco-capitalistas financieros”. Sabrán disculpar mi jacobinismo dominguero, pero creo que esta es una de las batallas finales que tiene la democracia frente a los poderes fácticos. Y es trascendental. Lo demás, perdonen este final chocarrero, es debate para la gilada.

http://tiempo.elargentino.com/notas/%C2%BFterroristas-economicos