Vemos y analizamos las diferencias entre América del Sur y Europa.
Recibimos noticias de ajustes y llantos anunciando más y más recortes, menos y menos derechos ciudadanos desde el otro lado del océano. Creemos y soñamos con que nuestro presente configure la definitiva independencia de los pueblos siempre oprimidos de América Latina. Mientras dure este sueño debemos defenderlo con toda nuestra energía. Algún día la esperanza de un mundo mejor abrirá las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.
Publicado en http://www.comiendotierra.es/?p=545
Nace la CELAC, agoniza Europa
Sarkozy, Merkel, Rajoy hablan del continente. Les salen bancos, recortes, sacrificios sociales. Se les ha olvidado Europa. O nunca la entendieron. Empezaron en la política de políticos. Y cuando te socializas en esas reglas, ya no sabes encontrar el camino de salida. Te lo tiene que enseñar la gente en la calle.
José Mujica, Presidente del Uruguay, habla con Chávez y Morales en las reuniones de la CELAC. Dice con convencimiento de viejo y rabia de urgencia: “¡O las embarazadas de nuestros pueblos comen bien o sus niños van a arrastrar ese problema toda la vida!” Dolor de gente. Dolor antiguo que llevó a Mujica a la cárcel. Y a Dilma Roussef, y a García Linera, y a Raúl Castro, y a Hugo Chávez. Y a tantos otros cientos de miles. Cárcel, muerte, oprobio. Pero al final ganaron. Entraron a la política desde la calle. Guerrilleros convertidos en gobierno.
Europa tiene reyes, armas nucleares, bancos internacionales primas de riesgo y promesas de jornadas laborales interminables. En Suramérica hablan de romper con un norte que les ha invadido, robado el gas y el petróleo, los minerales, los frutos y las plantas. Un norte que les ha saqueado aerolíneas, trenes, comunicaciones, la tierra y el agua. Con ayuda de una oligarquía criolla, blanca y eterna, que veraneaba en Miami, en París y en Madrid. El nacimiento de la CELAC estaba lleno de negros que ya no son sombras.
33 países, 600 millones de personas, la reserva de petróleo, gas y agua del mundo, de la biodiversidad, de las culturas ancestrales. Ni China ni Europa entienden la madre tierra. América Latina sí. En la CELAC hablan de la Pachamama. Otra tarea para el Sur americano que no van a resolver en otros lados.
La OEA, dijo el Che, era el Ministerio de Colonias de los EEUU. Expulsaron a Cuba después de la revolución, y el continente calló. Calló también cuando dieron el golpe contra Allende. Calló en el golpe contra Chávez. Demostró su impotencia en el golpe contra Honduras. Ahora, ha recuperado la voz y ya no necesita gendarmes. Decidir en el sur los problemas del sur.
Europa se creó sobre las cenizas del fascismo. La CELAC, sobre las cenizas del neoliberalismo. Sin Hitler, no habría UE. Sin EEUU, no habría CELAC. Chávez lo entendió y se montó en la grupa de Bolívar para señalar al norte por su responsabilidad y su amenaza. Por eso Mr. Danger. Por eso Pitiyankis. Por eso tenía que oler a azufre en Naciones Unidas. Para que el continente despertara. Para ver a quien no te deja ser.
Europa tenía mucho y lo está perdiendo. América Latina no tenía casi nada y lo está ganando. Europa está sumida en el miedo. América, en la esperanza. Apenas está naciendo. Queda todo por delante. Toma aire para lanzar el salto. Europa resuella sin fuelle. Europa suspira, América se llena de oxígeno los pulmones. Con la misma madera, puedes hacer ataúdes o violines.
La CELAC nace con voluntad de ser. No se le escapan los problemas. Apostar por la ampliación en vez de por la profundización es generoso. Sentar en la misma mesa a quien podía ser el Israel de los Estados UNidos en la zona -Colombia-, al país condenado a compartir miles de kilómetros de frontera -México- o al gobierno que no sabe hablar mal de Pinochet -Chile- es un reto que merece la pena sólo fuera por la invitación a estos gobernantes de que vuelven a mirar hacia el Sur. En Europa, el núcleo duro lo componen los más egoístas -Alemania y Francia-; en la CELAC, los más desprendidos -los del ALBA-.
Escribió el poeta
: en Europa, a la paloma de la paz se la comió la gallina de los huevos de oro. En Suramérica, aves de colores alzan el vuelo y obligan a mirar con altura
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